La clase de Etnografía Virtual del lunes pasado, a decir
verdad, estuvo un poco ajetreada. Comenzamos antes de lo habitual, leyendo el
blog de un compañero de Comunicación Social y Periodismo, sobre los memes. Me
pareció uno de los mejores blogs que hemos leído, con un ritmo muy chévere de
leer y muchos ejemplos divertidos que ilustraban la excelente explicación que
dio. Creo que si alguno de nosotros, o cualquier otra persona externa a la
clase quiere aprender sobre los memes, el la entrada en el blog de William
sobre este tema sería una grandiosa lectura para saber lo básico.
Luego de esto, aprendimos varios temas de las exposiciones
de nuestros compañeros. La primero exposición fue sobre los piratas
informáticos o Cybherpunks, quienes se dedican a generar terrorismo cibernético
por medio de destruir, cambiar y robar información. Un ejemplo que pusieron
nuestros compañeros expositores, y que me ayudó muchísimo a comprender este
tema, fue el de WikiLeaks, creado por el periodista Julian Assange con el fin de
sacar a la luz pública las mentiras que
los gobiernos ocultan. En el 2010, el soldado Bradley Manning filtró a
WikiLeaks miles de documentos clasificados acerca de las guerras de Afganistán
e Irak.
Pero, lamentablemente, las filtraciones no fueron sólo por
parte del soldado Manning, sino también participaron otras organizaciones
periodísticas de gran relevancia para el mundo. Este hecho fue un escandalo
mundial, ya que se daba cuenta de datos, cifras, planes y hechos inextricables
para toda la población de todos los países del globo terráqueo. Lo anterior nos da paso a pensar en el temible
hecho de que a mayor información, hay mayor vigilancia. La vigilancia masiva,
es a lo que algunos gobiernos se dedican para controlar y espiar absolutamente
todos los movimientos que las personas hacemos en la web, convirtiéndonos a
todos en potenciales terroristas –o criminales. En este punto, cabe reflexionar
en que Internet fue inventado como un método militar y sigue siendo usado como
tal. No cabe duda alguna de ello.
Estamos siendo vigilados arbitrariamente y sin autorización
personal por quién sabe qué persona en cuál parte del mundo. Lo inquietante de
esta situación es que nadie puede negar que se ha sentido tentado por el dilema
de que esta vigilancia es necesaria para nuestra seguridad y para la de
nuestros países, siendo al mismo tiempo, una irrupción ilegal a nuestra
intimidad y privacidad. Con respecto a esto, nuestros expositores nos
enseñaron algunas leyes de protección al
contenido de la Web, como la ley implementada en Estados Unidos, Stop Online
Piracy Act, mejor conocida como SOPA, para ampliar las capacidades de los
propietarios de los derechos intelectuales para combatir el tráfico de
contenidos en internet y productos protegidos por derechos de autor o propiedad
intelectual. Esta ley, de haber sido aprobada, hubiera tenido grandes efectos
tanto buenos como malos, depende del punto de vista del que se mire. Por un
lado, hubiera protegido, a toda costa y sin ninguna democracia, los derechos de
autor, persiguiendo y penalizando los
usuarios que vean en línea o descarguen contenidos protegidos por
copyright. Por ejemplo, si un amigo sube
un video de la fiesta de su cumpleaños, en donde baila La Bicicleta de
Shakira y Carlos Vives a Facebook,
estaría infringiendo la norma y sería penalizado no sólo personalmente, sino
que la red social, sería censurada.
Entonces, por un lado, esta iniciativa defendía los derechos
de autor, pero sería un enemigo
inminente para redes sociales o simples plataformas de internet. Mientras
nuestros expositores explicaban lo anterior, recordé que el profesor de
Lenguaje Audiovisual nos decía muy seguido que ahora las barreras no existen y
que no hay ninguna idea original; que todo es de todos y que aunque a uno- como
realizador- le de rabia que la
producción que ha creado con el sudor de su frente sea vista de manera ilegal,
no hay nada que hacer y que, en últimas, es como estar buscando una aguja en un
pajar: peleando contra todo un sistema, una tecnología y una cultura mundial,
como es la internet.
De todas maneras, el altercado no solo se ha dado en Estados
Unidos, sino que en otros países como España (con la Ley de Economía Sostenible
o Ley Sinde) y México (con la ley Doring) también se ha levantado la discusión
acerca de la protección de derechos de autor y la perjudicalización de la
internet si esto sucediera. En el caso de Colombia, la Ley Lleras “no va en
contra de los usuarios, sino contra los piratas que venden, publican y ponen a
disposición ilegalmente, a fines de comercialización, obras protegidas sin
autorización”. Sin embargo, en el país,
este proyecto de ley no tuvo éxito alguno, al ser rechazado por
absolutamente todos los habitantes de éste.
A manera de conclusión, quisiera decir que es realmente miedoso
esto de internet y todo el control que por este medio se ejerce sobre todos
nosotros. Pero es más miedoso aún que estemos tan acostumbrados a él, y que a
pesar de que en esta clase hayamos aprendido tanto sobre los malos manejos que
se le pueden dar, sigamos tan aferrados, hasta el punto de considerarlo como
algo transcendental para nuestra vida y
comunicación. ¿Estamos siendo marionetas a placer?
Definitivamente, internet no es bueno ni malo, según el uso
que le demos… soldado advertido, no muere en guerra.
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